La decisión del presidente de Estados Unidos , Donald Trump , de bloquear la financiación del IMLS-Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas-(de la que informamos aquí) constituye una violación de la ley según la Government Accountability Office (GAO, una sección independiente y apartidista del Congreso que realiza tareas de auditoría, evaluación e investigación en nombre del propio Congreso: es una especie de Tribunal de Cuentas estadounidense). La orden ejecutiva de Trump, fechada el 14 de marzo, ordenaba la reducción al mínimo legal de las agencias consideradas “elementos de la burocracia federal” innecesarios, y esto incluía al IMLS que es, recordemos, la agencia que financia las bibliotecas y museos de todo el país. Esta reducción habría supuesto la diezma de fondos y personal de las agencias afectadas por la medida. El IMLS fue entonces efectivamente desmantelado en abril por el DOGE, el Departamento de Eficiencia Gubernamental, el personal (75 personas) fue puesto en excedencia, y los fondos asignados por el Congreso para el funcionamiento de la agencia fueron retenidos. Ya pocos días después de la publicación de la orden ejecutiva, los fiscales generales de hasta 21 estados habían demandado a Trump, planteando dudas sobre la constitucionalidad de su medida.
Según la GAO, que emitió su propia decisión, la administración Trump violó laLey de Control de Confiscaciones (ICA), que impide al presidente ordenar al IMLS que retenga fondos ya apropiados por el Congreso para el funcionamiento de la agencia. El documento de la GAO, B-337375, publicado el 16 de junio, analiza con rigor jurídico la práctica de la administración. El mecanismo legal es sencillo pero riguroso: cuando el Congreso aprueba la financiación, el poder ejecutivo no puede bloquearla unilateralmente, salvo siguiendo procedimientos formales basados en la Ley de Control de Embargos de 1974. En este caso, señala la GAO, no se comunica ningún mensaje especial al Congreso ni se presenta ninguna justificación conforme a la ley.
En el plano político e institucional, la cuestión gira en torno a la separación de poderes: el enfrentamiento cada vez más agudo entre el ejecutivo y el legislativo en Estados Unidos por el control de los recursos públicos afecta en este caso a los ámbitos cultural y educativo del país. Las repercusiones, en este caso, son concretas. El IMLS distribuye cada año cientos de millones de dólares para programas que fomentan la ciudadanía activa: formación profesional, alfabetización, conexiones digitales en zonas rurales, proyectos sobre identidades culturales minoritarias. En su página web oficial, el IMLS ofrece datos sobre cientos de iniciativas, como programas de bibliotecas escolares, museos científicos, experiencias interculturales .
Sin embargo, la cuestión sigue abierta en términos jurídicos: el IMLS y la Administración deben responder ahora a las peticiones de aclaración de la GAO. Si se confirman las acciones ilegales por parte del ejecutivo, la GAO puede -según la legislación- acudir a los tribunales federales para que se liberen los fondos. Mientras tanto, en el ámbito civil, las demandas en curso pretenden bloquear la orden ejecutiva y proteger la gobernanza del IMLS. En este contexto, la decisión B-337375 personifica la tensión entre la función reguladora y la disciplina del poder, entre los criterios de gasto público y la autonomía ejecutiva. La conclusión de la GAO, sin embargo, sigue siendo clara: por el momento, la administración actuó más allá de los límites de la ley.
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EEUU, declarada ilegal la orden de Trump sobre el desmantelamiento de la agencia que financia museos y bibliotecas |
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